Y es que he tenido que romperme en mil pedazos otra vez.
De nuevo me han dicho adiós, sin haberme dicho hola.
De nuevo me han roto sin haberme arreglado.
Han roto aún más lo ya devastado, y es que parece ser que siempre habrá suficientes pedazos que romper.
Lo que parecía luz era simplemente más oscuridad.
Lo que parecía felicidad era simplemente más tristeza.
Lo que parecía todo era simplemente nada.
Y que os voy a contar yo, más que si de ilusiones va la cosa, prefiero ahorrármelas para la próxima.
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