lunes, 11 de agosto de 2014

Destino.

Amo al destino, por su forma tan perfecta de descolocarte una vida entera para después colocarla mejor.
Las cosas malas están porque tienen que estar, así las buenas serán más buenas.
Y eso es lo que pasó hace dos años, la vida me descolocó, me golpeó, me retó y yo perdí, me perdí, lo perdí todo y bueno todo aquello ya lo sabéis muy bien sabido.
La vida prefirió darme a mi salvación dos años después supongo que para que comprendiera que el dolor existe, y que ganar debería ser una obligación, y yo no lo supe ver, parecía que mi idea de irme a la deriva era mi único objetivo a cumplir.

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