lunes, 24 de febrero de 2014

Lo de todos los sábados.

Él, lo de casi todos los sábados.
Esos abrazos ilimitados que están hasta por la mañana, abrazos que dicen mucho pero a la vez nada.
Abrazos que parecen quedarse pero que huyen por la mañana.
Abrazos que te hacen pensar mucho hasta el martes, o quizás miércoles, si te descuidas toda la semana hasta el fin de semana siguiente.
Mucho que decir, mucho por sentir, pero nada dicho, nada sentido.
Perderme en la enormidad de sus brazos me sabe a poco, pero encontrarme en ellos me asusta.
Por muy fuerte que le abrace siempre se va, por muy fuerte que le abrace nunca será.
No es más que su pasatiempo, el pasatiempo que ya empieza a cansarle.
Y como siempre, que no pase de sábado, que si ya le cansa, ni domingos por la mañana.
¿Y si te quedaras?.

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